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Sin embargo, sentía la pena punzante de haber dejado morir a su padre sin haber intentado nunca insuflarle a este hombre asfixiado el soplo de aire que ella había conseguido transmitir a tantos otros.
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Descripción: Fragmento sonoro de 18 segundos extracto en audio (mp3) de la película Amelie.
Tamaño de archivo | Frecuencia de muestreo | Canales de audio | Resolución |
281 kB | 128 Kbps/44.000 Hz | estéreo | 16 bits |
Se puede escuchar esta frase a 00:36:51 en la versión en DVD de la película.
Diálogo entero:
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Bajo las ventanas de un París abrumado por la pena, millones de personas de luto acuden al cortejo testimoniando en silencio el inconmensurable dolor de sentirse huérfanos desde ahora.Extrańo destino el de esta joven que dio todo lo que tenía, y era sensible al discreto encanto de las pequeńas cosas.
Como Don Quijote, había decidido combatir al implacable molino de todas las miserias humanas.
Combate perdido de antemano que acabó prematuramente con ella.
Con apenas 23 ańos, Amélie Poulain, exhausta, dejaba que su corta existencia se marchitara en el remolino de la aflicción universal.
Sin embargo, sentía la pena punzante de haber dejado morir a su padre sin haber intentado nunca insuflarle a este hombre asfixiado el soplo de aire que ella había conseguido transmitir a tantos otros.
¡Seńor!
¡Seńor!
¡Espere!
¡Espere!
Páginas enteras de fotos que sus dueńos, decepcionados, rompieron y tiraron, y que un loco de la vida reconstituyó y catalogó.
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